
En aquel piso compartido por varios amigos no había nadie. Ya me había ocupado yo de que no lo hubiera. En mi habitación estaba preparado el tocadiscos y un disco de Joan Báez recién comprado. A mí no me entusiasmaba, pero sabía que a ella sí y allí estaba sonando aquella canción. «We Shall Overcome».
Son ellas las que eligen y ella ya había elegido darme la oportunidad, ¡Cuánto ridículo es capaz de hacer uno mismo!
Eligió y fue el principio de una historia que, ¿quién me lo iba a decir? todavía dura. Hace unas semanas un íntimo amigo me dijo: “Tuviste la enorme potra de encontrarte con ella y zas…” Pues eso, “zas”, aguantó y sigue aguantando. Hizo posible que hubiera un futuro luchado pero razonable y, sobre todo, que haya un presente. El poder curativo del amor.
Dice la wikipedia: «We shall Overcome es una canción de protesta que se convirtió en un himno del Movimiento por los derechos civiles en Estados Unidos. Las estrofas derivan de una canción góspel compuesta por el Reverendo Charles Tindley. Pete Seeger la popularizó al convertirla en una balada de folk».
Un tema muy utilizado en todo tipo de protestas y manifestaciones, una declaración de resistencia, en español y en inglés, adaptada a eslogan en manifestaciones y, como veis, también sirvió como música de fondo en el patético intento por ligar de un jovencillo.
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