Llevo varios días con ese sonsonete en la cabeza. Era 1970, me compré un disco de José Feliciano, «Fireworks». Ya sabéis que los Beatles para mi eran punto y aparte y Feliciano había versionado «Norwegian Wood» y «Blackbird», dos versiones que me habían gustado. Cuando escuché el disco descubrí el tema que le daba nombre y del que nada sabía.
Fue un nuevo puente para descubrir la música en su más amplio sentido porque, como ya escribí en este blog: «Clásica y rock, la buena música es eso, buena» Entonces descubrí «La música para los reales fuegos artificiales», la de verdad, con toda la potencia de una orquesta y me gustó.
Desde allí descubrir otras obras de Haendel, emocionarme con el «Messiah» y regalarle a Ella la versión de la Academy and Chorus of St. Martin-in-the-Fields dirigida por Neville Marriner.
Descubrir que Haendel era capaz de inspirarse en sus propias composiciones (escuchad la música para los juegos acuáticos) y, a pesar de todo, gustarme.
Ella sabe mucho más que yo de música y afirma que el único música que ha conseguido que dejase una ópera a mitad por pesado y reiterativo ha sido Haendel. Me vienen grandes esos juicios.
Las películas de Berlanga retratan la vida con sentido del humor. Dejan en la boca una sensación agridulce. Mezclan lo dramático y lo cómico que tuvo, tiene y tendrá nuestro día a día. La música que eligió para esos retratos es la música de su tierra, la música de Valencia, la música de las bandas callejeras y las escuelas de música, la banda sonora de nuestros festejos populares y de sus películas. Una mezcla de zarzuela, revista, canción popular española, la de moros y cristianos, y el folclore más «folclórico». Eso explica porqué, cuando han querido homenajear a Berlanga en su centenario, no ha faltado una banda callejera tocando lo más definitorio de «sus» músicas: La Societat Musical La Eslava.
Berlanga dijo de si mismo: «…yo no soy un hombre excesivamente sensibilizado para la música. Si la música funciona bien en algunas de mis películas, será por un fenómeno ajeno a mis sensibilizaciones. A los músicos que han trabajado conmigo siempre les he dado unas ideas más literarias que musicales». He leído esas declaraciones y me ha venido a la cabeza «Bienvenido Mr. Marshall».
¿Os habéis fijado en la música que suena de fondo en el trailer de «Plácido»? Os al pongo en limpio porque explica que hace la música con una película. El foxtrot de «Plácido» se ha quedado como música que huele a cine.
Seguro que habéis escuchado o leído que, en las películas de Berlanga no podía faltar una referencia al imperio austrohúngaro. Era un amuleto. Le dio buena suerte cuando, por casualidad, la metió en «Bienvenido…» y ya lo hizo siempre. Yo no voy a ser menos.
Y vuelvo con las películas de Berlanga que más me gustaron y con las músicas de las calles de la Valencia que yo amo y que siempre están en mi recuerdo: Calabuch, un resumen de la Valencia de mi infancia tal como la he soñado y sólo recuerdo a través de los ojos de Berlanga y los incomparables guiones de Azcona.
Hasta con música religiosa sabían hacer «los jueves milagro».
Asociar la música al humor ha sido siempre algo que he disfrutado. Recuerdo reírme con canciones que viajaban desde el trazo grueso de Desmadre 75 hasta la fina ironía (y la notan fina de Georges Brassens. Un sano ejercicio que he continuado desde entonces en todas las épocas de mi vida.
Grandes interpretes así lo entendieron y disfrutaron y yo con ellos. En los años 70 llegaron versiones de Brassens traducidas al castellano. «La buena reputación» que cantó Paco Ibáñez ganando nuestro corazón con frases como «la música militar nunca me hizo levantar»; «Ojo al gorila» una historia que, entre otros muchos, cantaron Sabina y Carbonell y que a todos nos hizo sonreír al subvertir la dignidad de una judicatura entonces muy posicionada del lado de la dictadura.
Pero también nos reímos con chorradas como «Saca el güisky cheli» que aprovechamos para cantar a coro festivamente con la sana intención de, simplemente, pasarlo bien.
Tiempo habrá en este blog de publicar más entradas con la etiqueta de «Humor»