
Tenía 15 o 16 años cuando leí en la revista Mundo Joven dos palabras que me sonaron como una atractiva contradicción: «Ópera rock». No tardé mucho en descubrir que no era una contradicción; que la ópera no tenía porque ser lejana para un joven que todo lo ignoraba sobre la llamada música culta; que había muchos caminos que explorar.
«Days of future passed», el disco de Moody Blues era el protagonista de aquella mención de la ópera roc. Estaba grabado con la colaboración de la London Philarmonic Orchestra (al parecer los músicos de la orquesta aplaudieron al terminar la grabación). A mi me gustó. Vinyl Friday cuenta bien de que va ese disco de Moody Blues. Especialmente se me quedaron en la cabeza dos temas. Por distintas razones cada uno de ellos.
Lunch Break: Peak Hour (La hora de la comida: Hora punta). Paradójicamente a mi ese tema me traía a la cabeza la imagen de un vehículo circulando por una carretera secundaria, deprisa, sin apenas tráfico, en un día soleado de la campiña inglesa. A cada uno de nosotros la música nos trae sugerencias singulares, personales, probablemente únicas. Seguro que los músicos pretendían transmitir otra cosa pero…
«Nights in white satin» fue el tema estrella, el que se escuchó en todas las emisoras de radio. Yo no era un extraterrestre (creo que todavía no me he convertido en uno) y también me gustó. Me gustó por que estaba hecha para eso, y me gustó por que era pieza fundamental en aquellos guateques en los que «cuando bajaba la luz y comenzaban las lentas. Cada oveja con su pareja y los desparejados, yo entre ellos, o preparábamos el siguiente disco o intentábamos patéticos acercamientos. Ellas entonces ponían las manos en nuestros hombros y los codos protegiendo su pecho y clavados sobre los nuestros. Para saltar al siguiente paso o tenías dotes de encantador de serpientes (así me lo parecía) o, muy probablemente, acababas con orquitis».
Muchos años después algún ejecutivo de una avispada discográfica debió recordar aquellos momentos de la adolescencia y lanzó aquel mix de 24 baladas lentas que apelaban a quienes éramos jóvenes en los años 60 y 70 y sufrimos aquellos recalentones.
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